FUNCIONÓ LA MODERADORA… Y APAGAR LOS MICRÓFONOS

Nashville, Tennessee.- Este estado es un bastión republicano. No había que mirar a los datos para darse cuenta de que aquí el presidente Trump no tuvo rival en la elección de 2016 y tampoco lo tendrá en la elección del próximo 3 de noviembre. Bastaba con recorrer las calles en las horas previas al segundo y último debate presidencial.
Las banderas a favor del presidente Trump superaban 10 a 1 a las del candidato demócrata Joe Biden. Lo mismo los letreros en jardines, ventanas y coches. Lo mismo las playeras y gorras.
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Trump vino a debatir en un terreno que le favorece políticamente y parecía sentirse cómodo.
¿Qué tan fanático de la confrontación será el presidente de Estados Unidos, que en los primeros minutos del debate, lo que destacó fue su buen comportamiento y respeto a las reglas de los tiempos?
Funcionó que ambos candidatos tuvieran apagado su micrófono mientras el otro daba su postura inicial de dos minutos, pero funcionó más la moderación de la periodista de NBC, Kristen Welker.
En todo momento, la corresponsal de la Casa Blanca mantuvo el control de los candidatos. Hizo preguntas de interés nacional y contrastaba las respuestas al verificarlas con la información verídica. Su trabajo fue reconocido de manera unánime en la audiencia que estaba presente en la Universidad Belmont, cuando alguien gritó “Home Run” para reconocerle. Incluso Trump que la ha criticado abiertamente, le reconoció al final: “Muy profesional, muy buen trabajo”.
El primer tema que abordó fue la pandemia de Covid-19 en Estados Unidos, que comienza a vivir una tercera ola. Welker preguntó cómo lidiaría cada uno de los candidatos con el problema. Trump, a su estilo triunfalista, dijo que ya estaba lista la vacuna e insistió en su inmunidad. Biden acomodó su primer golpe al decir que quien era responsable de más de 220 mil muertes no debería permanecer como presidente de Estados Unidos.
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Por primera vez, el presidente Trump reconoció la responsabilidad en las muertes, después de que en ocasiones anteriores la había negado, sólo que inmediatamente volvió a señalar a China, como la cuna de la enfermedad.
Welker pasó hacia la seguridad nacional. Apenas ayer las agencias de inteligencia de Estados Unidos, encabezadas por el FBI, revelaron que Irán y Rusia habían logrado obtener información para tratar de interferir en la elección. Biden consideró que cualquiera que meta las manos en la política estadounidense lo pagaría bajo su mandato. Trump intentó destacar cuando expresó que no era malo tener buenas relaciones con líderes extranjeros, como Kim Jong-un, de Corea del Norte, a quien ha considerado su amigo. De nuevo Biden dio una respuesta sólida: “Tener una buena relación con ese hombre es como decir que teníamos una buena relación con Hitler, antes de que invadiera el resto de Europa”.
Biden tenía el marcador 2-0 a su favor al entrar al tercer tema: las familias en Estados Unidos, específicamente en el tema de la migración.
Welker recordó la noticia difundida esta semana en la que se dio a conocer que la administración Trump no localiza a los padres de casi 600 niños migrantes, separados en la frontera con México.
Trump aseguró que esos menores eran tratados de forma maravillosa aunque llegaban a Estados Unidos con coyotes y narcotraficantes. Biden aprovechó una vez más al responder que los niños llegaron al país de la mano de sus padres. El intercambio comenzó. El presidente Trump recordó que la mancuerna Biden-Obama fue la creadora de las jaulas de detención y también la responsable de las mayores cifras de deportación en la historia de Estados Unidos. En los ocho años de Obama en el poder, el gobierno federal deportó a casi 3 millones de indocumentados. Trump insistió: “¿Quién construyó esas jaulas? Fuiste tú, fuiste tú”.
En vano, Biden intentó quitarse ese golpe al asegurar que si se convierte en presidente legalizará de inmediato a todos los integrantes del programa DACA, creado por la administración Obama para proteger a jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo niños.
Trump comenzó a hablarle a su base y generó las emociones, fiel a su estilo. El presidente de Estados Unidos aseguró que sólo los migrantes con bajo nivel intelectual se presentaban en las cortes una vez que eran dejados en libertad.
El mayor punto del presidente Trump llegó en el cambio climático y no precisamente por sus propuestas e ideas para una problemática que ha negado constantemente, sino porque orilló a que Joe Biden dijera que intentaría comenzar a terminar con la industria del petróleo, para dar paso las energías limpias.
La idea no habría causado tanta sorpresa, si no fuera porque estados como Pensilvania, Texas, Ohio y Oklahoma, entre otros, basan su economía en ese sector y además son fundamentales para ganar la elección.
Trump remató: “Esa es una fuerte declaración… ¿escucharon eso?”
El debate concluyó y las esposas de ambos candidatos subieron al escenario, como sucedió en el primero. Ahí se dio el momento en el que Trump halagó, fuera de los micrófonos, a la periodista Kristen Welker.
Así acabó el que debió haber sido el tercer debate presidencial, a 12 días de la elección de Estados Unidos. https://latinus.us